jueves, 10 de mayo de 2007

DÍAS DE GLORIA


¿Y tu? ¿De dónde vienes?”
“ De lo más profundo de la miseria”
Salían de sus casas, abandonaban todo lo que habían conocido, para luchar por una causa que no era la suya, para ensalzar la gloria de un país que no conocían, para morir por una patria que, por lo que les habían contado, acogía a Argel bajo su seno y esperaba deseosa la ayuda de sus habitantes.
Ellos también eran franceses, iban a vivir sus días de gloria, se convertirían en héroes y el mundo entero y, especialmente la Madre Patria, Francia, lo reconocerían. Al fin y al cabo, venían de lo más profundo de la miseria; pero no se daban cuenta de que, caminando en círculos, allí otra vez se dirigían.

“Días de Gloria”, dirigida por el director francoargelino Rachid Bouchareb, nos introduce una vez más en la Segunda Guerra Mundial, desde una perspectiva diferente.
Fueron muchos los que murieron en ese episodio bélico, muchos sin conocer siquiera las causas; miles, como es el caso reflejado en este filme, que ni siquiera sabían a favor de quién luchaba ni por quién estaban a punto de morir.
600000 componentes del ejército argelino, adscrito al francés, atravesaron sus fronteras, para dirigirse a Europa, a apoyar Francia en la guerra que había estallado.

Con gran crudeza, volvemos a revivir uno de los episodios más violentos e incomprensibles de la historia mundial reciente y estremecidos, contemplamos la mirada de ese anciano, que pasados muchos años visita y observa la tumba de aquellos a los que llevó a morir por una causa que, si bien al principio creyó entenderla, de un momento a otro perdió todo el sentido.

miércoles, 9 de mayo de 2007


TÍTULO: La vida en rosa

DIRECTOR: Olivier Dahan

PRODUCTOR: Alain Goldman

REPARTO: Marion Cotillar, Sylvie Testud,Emmanuel Seigner, Gerard Depardieu, Clotilde Courau



Nacida en la miserable europa de la posguerra, Edith Piaf viviría una infancia marcada por la pobreza, la falta de cariño y la enfermedad. Su voz mágica y apasionada le daría la oportunidad de salir del pozo en que se había criado y sin embargo, a pesar de todos los triunfos que cosechó a lo largo del mundo entero, siguió viviendo y murió sumida en la miseria.


Una historia que estremece. Un salto al vacío desde la lucha por la supervivencia física al desdé de la supervivencia humana. "¿ De qué me sirve ser Edith Piaf si no puedo hacer lo que se me antoje?. Una leyenda de la cación francesa que a nivel personal dejó bastante que desear.


Olivier Dahan trata de plasmar la vida de esta mujer alejándose del estílo clásico de las películas biográficas; no obstante, el montaje conseguido resulta confuso y poco rigurosa.


Sin más, la sesión nos deja fríos. Tal vez lo más destacable sea la caracterización de la protagonista, pues un buen disfraz facilita sorprender con tu actuación; aunque esta no tenga mayor mérito.


La gente al salir del cine, no comenta el filme, simplemente induce a tararear durante un par de horas "la vie en rose"





viernes, 6 de abril de 2007

"Es para mi"

Se debe a su público señora; pero no se había dado cuenta de que él también se debía al suyo.
Había formado parte durante mucho tiempo de una función en la que se estaba convirtiendo en uno de los mejores actores del reparto.
Era un pez gordo, si señor. "Castellano viejo", como se le habría llamado aquí varios siglos atrás.
Hombre de opinión pura y acciones heroicas; un orgullo para el régimen.
Se llamba Gerd Wiesler, capitán Wiesler, competente oficial de la Stasi, la todopoderosa policía secreta del régimen comunista de la antigua República Democrática Alemana.
A él se le encargaría la vigilancia e investigación del prestigioso escritor George Dreyman y de su pareja, la popular actriz Christa-Maria Siedlan, por su pertenencia a grupos de intelectuales y artistas considerados especialmente peligrosos para el régimen.
Para el Capitán WIesler la vida de los otros" se irá convirtiendo en la suya propia y los grandes principios por los que siempre se había guíado, poco a poco se irán desmoronando.
Era incapaz de odiar, de descubrir a los que se suponían enemigos. No veía en ellos unos delincuentes, sino dos personas que se amaban, abrazaban y sufrían ; y ese amor, esos lloros, esos sufrimientos...comenzaron a formar parte de si mismo, de tal modo que, abandonar su puesto, llegar a casa y descubrirse sólo, le harán sentirse cada vez más desprovisto.
¿Qué sentido tenían la RDA o la Stasi? ¿ Qué significaba su propia vida? ¿Qué espera conseguir con su lucha? ¿Qué le pertenecía?
Años después entrará en una biblioteca, abrirá la portada de un libro y encontrará en su interior una dedicatoria. Con una sonrisa ingenua y simple por fin podrá afirmar: "es para mi".

Una educación sentimental


No pienses que todos vemos las cosas del mismo color.

No intentes tocarme si no sabes dónde estoy.

Descubreme y verás mi evolución.

No nos conocíamos, no era nadie importante.


Quería algo suyo y perfecto. Se había enamorado de lo que había visto, estudiado en cada movimiento, examinado y comprobado; pero no había sido capaz de ver tras aquella tesis un ser humano a quien amar suponía introducirse en el mundo de lo c omplicado e impredecible.

Éramos dos extraños tratando de ver en el otro una ficción.


No puedes pedir que te de la mano el que camina por la acera de enfrente. No pueden compartir un sueño los que sueñan con una vida completamente distinta. Nunca se fundirán en uno aquellos cuyos velos están pintados en tonos diferentes.

Todo parecía perdido.


No nos queríamos, no éramos capaces de mirarnos; pero sólo con sentirnos, con conocernos a través de ojos ajenos, aprendimos.

Comprendía que la pasión es un instante y lo simple la eternidad; que las palabras no siempre rompen el silencio; que incluso lo que perece vale la pena por el mero hecho de ser hermoso.


No éramos dos enamorados, no daríamos la vida el uno por el otro; pero por fin llegó el día en que nos atrevimos a espiarnos a través de los velos que nos cubrían. Alzamos la vista y nuestros ojos se encontraron.

Ya éramos capaces de mirarnos. Podíamos tocarnos, abrazarnos y besarnos; unirnos y embriagarnos. A la mañana siguiente nuestro pacto se selló con una sonrisa.


La guerra había acabado. Quizás seguíamos sin ser dos enamorados; sin embargo, habíamos aprendido cosas más importantes. Ya sabíamos cogernos de la mano, jugar a descubrirnos, tratar de cautivarnos... y supimos, finalmente, decir "lo siento" y perdonarnos.


EL VELO PINTADO- John Curran- Posibles reflexiones